A tan sólo 11 kilómetros de Oviedo se encuentra Llanera y si un día tenéis la suerte de pasar por allí a cualquier hora en la que sea decente comer, no dudéis en acercaros a Casa Laureano (avenida Prudencio González, 62). Desde 1917, este estanco con comedor, o restaurante con zona habilitada para fumar, deleita a los parroquianos con lo que de verdad es una “comida casera” que debería disponer ya de una denominación protegida, porque ahora nos hacen comida casera hasta en el VIPs.
Primero tenemos que entrar en el estanco, que no necesita decoración
retro, es que es así y al fondo, tras unas cortinas, encontraremos tres o
cuatro mesas, con suerte alguna vacía para nosotros. Una puerta trasera asoma a
unos prados por donde salir huyendo en el caso de que irrumpa el ministerio de
sanidad por la puerta principal o para bajar la comida con un paseo.
De su estupenda
cocina tradicional cabe destacar dos primeros memorables: la imprescindible
fabada (que vale casi de primero y segundo) y el arroz con almejes (que son los
2 primeros que hay) y de segundo el pixin (rape) y los solomillos con salsa de
setas y castañas.
Los postres son de elaboración casera, de entre los cuáles se
puede degustar el mus de limón, la tarta de almendras, las natillas y la
compota, riquísima!
Pero lo mejor, con diferencia,
es el trato tan agradable con el que te atienden las hermanas León (Carmen y
MariaLuisa), ¿Qué no te has podido terminar el solomillo? No hay problema. Como
abuelas preocupadas, te envuelven el filete en un bocata, y así se aseguran un
eterno agradecimiento celestial a la hora de la merienda, en el vuelo de vuelta
a 10.000 pies de altura…
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