Ningún ser humano indiferente ante la comida es digno de confianza.



(Pepe Carvalho)




viernes, 17 de junio de 2011

Nos vamos de Boda!


Hola amiguitos! Jesús fue tan modesto que nació en Nazaret pudiendo ser de Llodio, pero nuestros amigos Álvaro y Mónika no lo ha sido tanto, y pudiendo haber celebrado su banquete de bodas en Las Vegas o en Budapest, han elegido el Aspaldiko!.
Es este un precioso restaurante ubicado en un antiguo caserío del siglo XVI, catalogado como bien cultural (y gastronómico, habría que incluir) que nos permite apreciar en su interior la original (en sus dos acepciones) estructura en madera de roble machiembrada tan característica de la arquitectura vasca tradicional.
En la entrada se sirvió el ya habitual Cocktail de bienvenida, con bebidas y algunos pinchos ligeros (verduras en tempura, cucharitas de risotto, etc) para que no se nos subieran las bebidas demasiado rápido.

Estas edificaciones traían el estudio de eficiencia energética de serie. En la planta baja estaban las cuadras donde dormían los animales, en parte por calentar los pisos de arriba, y en parte porque subir escaleras les agría la leche a las vacas...
En el medio vivía "La Familia" y en la planta superior, bajo cubierta, se almacenaba el grano, el heno y la paja.

Nuestra alegría fue grande al descubrir que nos habían colocado en la mesa número uno, y mayor nuestra felicidad al comprobar que todos los compañeros de cena y sobremesa eran unos agradables y simpáticos tertulianos.

Empezamos con una refrescante ensalada de txangurro, mas acertada que el también habitual txangurro a la donostiarra, delicioso pero demasiado pesado para una cena de tantos platos.
Quien quiso empezó con un rosado del Penedés, pero nosotros lo acompañamos con un blanco propio de semejante entorno: un Txakolí (DO Bizkaiko Txakolina) fresco, redondo y con unas notas ácidas que maridaron a la perfección con el segundo plato:
una terrina de foie con gelatina de moscatel, delicioso mi-cuit, que entra con facilidad por su baja temperatura y su alto contenido graso que se funde al contacto con el paladar. Respetando la fama de nuestros vecinos franceses, hemos de reconocer que el nivel al que se está llegando en la preparación del foie en la costa vasca y en Navarra no le tiene nada que envidiar, resaltando que el precio del foie que sirven en la escuela de hostelería de Artxanda es algo mas asequible que el de cualquier tienda de la place vendôme.

Se incluyeron unos panecillos tostados para degustar el foie, aunque creo que lo poco que se gana en percepción organoléptica al aportar mas aire y facilitar el unte, lo pierde con el exceso de azúcar que aportan las pasas y la mayoría de los biscotes, así que al final, acabé untando en el excelente pan de chapata que nos pusieron en la mesa (siii, el de la izquierda...)

Cuando ya estábamos recuperando la conversación interrumpida por lo atareado de la ingesta del foie, hizo su inesperada aparición un hojaldrito de bacalao. Inesperada porque en el menú figuraba después de otro plato, pero en cuanto lo probamos dejamos de preocuparnos por el orden de los factores, estaba riquisimo, con el punto de sal controlado y recién preparado, por lo que el hojaldre mantenía todo su cuerpo a pesar de estar napado con la muselina al pil pil.

Al ser de un tamaño adecuado pudimos comerlo con facilidad.

Los hongos sobre pisto tras el bacalao nos devolvieron la tranquilidad al paladar y la nostalgia al recuerdo, pues el pisto es un típico plato de infancia en estas tierras de huerta de aldeana. Es tradicional por estas tierras denominar a los boletus simplemente "hongos" aunque dentro de esta categoría entrarían todos los demás, como los Perretxicos.
Aquí dio comienzo una animada discusión sobre los riesgos de algunas setas, amenizada con los conocimientos técnicos de Unai, que para eso controla.
Y cuando ya creíamos que no podíamos mas, llegó el entrante estrella, disimulada con una modesta presentación sobre una crema de acelgas: una lasaña de hongos.
Deliciosa, ligera, la textura adecuada en la pasta, y un gratinado de queso para chuparse los dedos.

Venga, llega el pescado, una colita de sapito (el rape pequeño, vaya) acompañada de un sabroso risotto de chipiron (bueno, ahora la moda es llamarle risotto a todos los arroces caldosos, la verdad es que este parecía bomba, no arborio ni estaba tan trabajado) y por si había dudas con el arroz a pesar del color, venían de regalo un puñado de los chipirones culpables de este delicioso contraste de colores y texturas.

Alto!!! Ya no puedo mas. Si casi no cenamos entre semana mas que alguna que otra ensalada con algo a la plancha, y ya llevamos 6 platos!
Menos mal que nos traen un sorbete de limón, para refrescar e ir haciendo un poco de tiempo. Así que mientras nos vamos tomando el sorbete, hacemos el cambio de copas para atacar el tinto que va a acompañar a la carne.

Un estupendo crianza de Ramón Bilbao, envasado especialmente para el restaurante.
Cuidado! a pesar del nombre, este vino no es de "Bodegas Bilbainas", sino de Haro, La Rioja, y como tal, presenta las características tan tradicionales de sus caldos 100% tempranillo: un color brillante rojo virado a rubí indicando que se trata de un crianza (ya... también lo dice la etiqueta, listos!), en nariz: aromas de frutas silvestres maduras (moras y grosellas) y para los expertos en aromas y embarazadas (que beban poco) sutiles notas de vainilla, pimienta y laurel. Ya en boca se pueden notar los habituales toques de maderas nobles y fruta madura.

Ops! Sorpresa, con lo bien que teníamos la prestación del servicio hasta ahora, y nos encontramos con un detalle tonto pero que no se le debe pasar nunca a un camarero, al descorchar la botella, se ha roto por la mitad el corcho (1er fallo) y encima nos lo han dejado dentro! (2º fallo) por lo que resulta imposible que el vino respire un poco antes de servirlo y, a fin de cuentas, lo mas importante: no podemos escanciar. Un toque al personal y nos lo solucionaron en un santiamén.

Con el vino no tuvimos problemas para ir comiéndonos el solomillo con guarnición, en su punto (es decir, poco hecho).

No, no es que la novia no pueda con el cuchillo, es que se está tronchando de la risa. La tarta, un detalle de la familia del novio con tradición pastelera en Bilbao desde el 84 (en Alameda de Urquijo 39) capaces de hacer hasta una tarta con forma de adoquín bilbaino, en este caso se decantaron por una torre de chocolate con bizcocho y frutas del bosque, decorada con motivos florales y en lo alto, un detalle para los novios filólogos: un libro con unos versos de San Juan de la Cruz.


La tarta se presentó en porciones acompañadas de helado de mango. Deliciosa, y dulce final para toda una pantagruélica cena.
Vivan los novios!!!!!

miércoles, 1 de junio de 2011

Estrella Damm Inedit

Aquí va la crítica gastronómica de una cerveza que hemos tomado este finde para celebrar la carrerita. Está elaborada por la conocida cervecera Damm con la colaboración de los sommeliers de El Bulli (Ferran Gentelles y David Seijas) y la participación, mas o menos mediatica de Ferran Adriá (que casualmente sale en los anuncios de Damm de este verano)


Lo primero que nos llama la atención es el diseño de la botella, que casi parece una bordelesa de vino mas que el clásico tercio, con la idea de transmitir el deseo de que sirva como acompañamiento a comidas mas serias que el tapeo dominguero, así que la han vestido de tiros largos para poder sentarla a la mesa.

Es un coupage de malta de cebada y trigo, con lúpulo, cilantro, piel de naranja, regaliz, levadura y agua.











Según la nota de cata, es una cerveza de alta intensidad y complejidad aromática, con un aspecto turbio, afrutada y floral en nariz. En boca es de textura cremosa y fresca con carbónico delicado y un postgusto largo. Recomiendan mantenerla en cubitera durante el servicio y servirla en copas de vino blanco, llenándolas sólo hasta la mitad para apreciar mejor todas sus virtudes.
A nosotros nos pareció muy suave, con pocas aristas amargas, exactamente el tipo de cerveza que nos gusta a los que no nos gusta la cerveza. Buen provecho.

Comida postCarrera

Hola Amiguitos! Tras una extenuante carrera, hemos preparado una comida especial, hoy nos lo podemos permitir casi todo!



De primero unas almejas en salsa, para recuperar parte de los electrolitos perdidos con el sudor. Estos bivalvos están llenos de hierro, potasio, yodo y zinc.









Los espárragos con mayonesa están estupendos, sobre todo si son de Navarra. Fibra y mas potasio.











Y ahora a por las chuletillas de cordero, con unas patatuelas fritas. Después de varios días cuidando la alimentación, no está de mas un poco de grasilla crujiente.











A pesar de su alto contenido en calcio, los huesos es mejor dejarlos para otro día.













Y de postre un buen plato de picotas llenas de vitaminas.